15.9.11

arcanos mayores

Cuando quise aprender a leer el tarot me di cuenta de que muchos de los arcanos respondían a arquetipos culturales con los que me resultaba difícil identificarme. No precisamente con los arquetipos, que suelen ser como estados de nuestra psiquis que se manifiestan en distintos momentos de la vida, si no más bien, con los nombres que tenían y las formas en que estaban representadas. Figuras como el emperador, el hierofante, el heremita y la sacerdotisa me resultaban lejanos, ajenos a mis referencias culturales y mis apegos. Por terquedad, y para poder acercarme un poco más a cada uno de los arquetipos, me di a la tarea de dibujar mi propio tarot, con nuevas formas y nuevos nombres, imitando a tantos artistas que han hecho lo mismo a lo largo de la historia. El resultado fue una serie de 22 arcanos mayores ingenuamente dibujados a lápiz sobre unas tarjetitas burdas, casi cuadradas. No tenía la intención de reproducir nunca estos dibujos. Eran un estudio personal, una búsqueda ociosa que inició en un momento en el que me sentía urgida, impaciente, apresurada por conocer el "futuro". Fue un proceso delirante, porque la energía de cada arcano se metía en mi casa a medida que los iba trabajando, apoderándose de mi personalidad y mis estados de ánimo. Una de las cosas más curiosas que sucedió durante esos días es que en las macetas de mi casa empezaron a salir cantidades improbables de tréboles de cuatro, cinco y seis hojas. Sin duda, me había puesto a jugar a manos llenas con los misterios de la suerte. Después engaveté los dibujos durante dos años. Corrían el riesgo de que la humedad y las goteras de las Casas de San Cristóbal arruinaran el trabajo. Pero un día vino Ambar Past a visitarme, se desplomó en la hamaca de mi casa y entre chistes dijo que de ahora en adelante se iba a dedicar a leer el Tarot en el jardín de su casa. Fue entonces cuando recordé mi tímida investigación tarotera y le mostré las tarjetitas. No sé cómo, pero al cabo de pocas semanas me encontraba en su casa puliendo los dibujos y empezando a pensar, bajo su mentoría, una forma adecuada para diseñar un juego de tarot que se pudiera reproducir en serigrafía e imprimir en Taller Leñateros. ¡Pura Magia de la buena! Siempre quise estar en el taller de serigrafía de Leñateros aprendiendo a imprimir cualquier cosa, nunca imaginé que un trabajo mío, mucho menos esos dibujitos misteriosos que sirven para jugar a los oráculos. Sueño hecho realidad. Debo confesar que ya no consulto el tarot, o lo consulto muy poco, tal vez por que lo respeto más. Pero estoy dejando que la vida me sorprenda día a día, sin pedirle mucho. Las cartas nunca me advirtieron esto; tal vez habría que añadir al juego una carta especial que se llame "El leñatero", para hablar de esos ayudantes mágicos que se aparecen en la vida inesperadamente. Ahora estoy bajo su influencia.

tallernautas






































Desde hace dos meses "heredé" un taller literario que estuvo dirigiendo  Ximena de Tavira aquí en San Cristóbal de las Casas. La misión era hacer un proyecto de libros hechos a mano con el grupo de escritores que Ximena tallereó durante más de un año. Encontré en el taller a grandes escritoras/es, con una serie de textos previamente trabajados, listos para convertirse en libros. Pero había poco tiempo (y poco presupuesto) para diseñar y producir la edición de 5 libros. Así que decidí recurrir a la infalible metodología cartonera de edición. El resultado fue la producción de una colección de libros pequeñitos muy artísticos (15cm X 11 cm), en donde todos los materiales utilizados fueron confeccionados por los autores: tapas de cartón, guardas pintadas con esmalte de uñas y pintura de aceite, y portadas impresas con sellos hechos con sopa de letras (utilizando la famosa técnica de "chanclagrafía", inventada por Ambar Past y los Leñateros). Los libros de la colección Tallernauta Cartonera son: Extraviada, de Genoveva Pignataro (Argentina), Sur desterrada, de Nora Murillo (Guatemala), Contracturas, de Jenny González (Tuxtla Gutiérrez), La tía Nela, de Matorras Juste (España) y La sensación de ser, de la mismísima Ximena de Tavira. Finalmente añadimos un sexto libro a la colección, El eco de las formas, escrito por su servidora, porque los tallernautas me pidieron que también incluyera en la colección un libro mío. Ha sido  divertido y enriquecedor trabajar con los tallernautas, a quienes admiro y respeto profundamente.

Los libros se presentarán el 23 de septiembre a las 3:00pm en Tuxtla Gutiérrez bajo el marco del 1er Festival de Libro Alternativo y el 30 de septiembre en la biblioteca del Arco del Carmen en San Cristóbal de las Casas a las 6:00pm.

7.9.11

lecciones chinas

dice el tao:
sólo un cuenco vacío puede llenarse

por eso
no volví a visitar al hombre rubio que vive junto al río
aunque juntara leña y preparase sopa
y me abrazara de noche en otro idioma

por eso dejé de buscar el azar
que me llevara a encontrarme por azar con mi vecino
aunque él tuviera el pelo largo, un perro
y me regalara flores

por eso ya no sonreí a los músicos, los artesanos
aunque el pueblo se llenara de viajeros hermosos cada jueves
y la noche estuviera abierta
y alguno de esos hombres
quisiera cocinar el desayuno del viernes
en mi casa

por eso no volví a levantar vagabundos en la calle
hombres-luz con los ojos heridos de viento y los zapatos rotos
hombres que dibujaban transeúntes en una libretita
hombres vagabundos empuñando una gubia
silbando hojas muertas en el parque central
hombres vagabundos que me sedujeron tanto

por eso quemé mis diarios y destruí el deseo inconcluso
que me ataba a los hombres que no me hicieron caso
ellos también ocupaban demasiado aire dentro de mí

por eso dejé de atragantarme de culpa o desamparo
y dejé que se fueran por fin
los hombres que hace tiempo se habían ido
su fantasma con eco
su cola de cometa muerto
su viejísimo reclamo fermentado

ya no quise
ya no pude
piel de albergue
corazón de alcohólicos anónimos
filántropa burguesa aventando carne a los perros con sarna

cerré por remodelación el cántaro
los eché (dificultosamente) a todos de mi casa
crucé mis piernas transitadas en forma de loto marchito
escuché por fin mi vulva silenciosa
reconstruí mis dientes y dormí
toda la noche

sólo entonces
mi cuerpo vacío
fue bello
nuevamente

deme té

Para Eric y Úrsula

viajamos en alfombra voladora
al mundo de todo lo posible
no entendí su lengua ni su ruido
la textura del aliento me llenó los ojos
me jalaron de los pies y de las manos
hacia los extremos del horizonte
(donde llega toda la fe perdida)
allí los dioses son muchos
y bailan constantemente
la Realidad tiene una puerta sin llave
y sin camino